Terapia psicológica en Palma de Mallorca

Los psicólogos-terapeutas son profesionales de la salud mental que ayudan a las personas a resolver problemas. Éstos pueden ser cognitivos, emocionales y/o conductuales.
Nuestro objetivo es promover el bienestar de nuestros pacientes

Las personas debemos pedir ayuda profesional cuando no nos encontremos bien, cuando no entendamos lo que nos ocurre o cuando aun sabiéndolo no sepamos cómo resolverlo

Una terapia psicológica puede ser individual, grupal, de pareja o familiar. Puede ser realizada completamente en el despacho o algunas sesiones prácticas pueden realizarse fuera de él. Cada sesión dura alrededor de 60 minutos.
En el Instituto de Psicología Huertas-Ribas estructuramos la terapia en 4 fases:

• Evaluación:
  • Consiste en averiguar cuál es el problema del paciente, su origen y su mantenimiento. Se lleva a cabo mediante la realización de una entrevista semiestructurada y a través de la cumplimentación de cuestionarios o tests en el caso de que éstos sean necesarios.
  • La duración media de una evaluación psicológica es de 2-3 sesiones.
• Devolución de información:
  • Es una sesión teórica en la que explicamos a nuestro paciente cuál es su problema (diagnóstico), en qué consiste éste y por qué persiste en el tiempo. A continuación, describimos el plan terapéutico y consensuamos los objetivos a conseguir en la terapia. Consideramos que esta sesión es imprescindible pues las personas debemos saber lo que nos pasa y el por qué para una adecuada adherencia al tratamiento.

• Terapia:
  • En Huertas-Ribas dotamos a los pacientes de las estrategias psicológicas necesarias para que sean capaces de resolver los problemas por sí mismos. Paciente y terapeuta trabajamos juntos durante las sesiones. Así, éstas son prácticas. El paciente debe interiorizar las técnicas que necesita para poder enfrentarse solo a sus dificultades y conseguir que éstas desaparezcan consiguiendo así el bienestar emocional.
• Seguimiento:
  • Es necesario comprobar cómo los objetivos terapéuticos se mantienen una vez terminada la fase de terapia. Se previenen las recaídas.

Las fases de evaluación y devolución de información pueden realizarse de forma continua, sin embargo, en la fase de terapia se deben espaciar las sesiones a, por lo menos, cada 8 días porque el paciente debe trabajar en casa lo explicado en la consulta. Si la frecuencia de las sesiones fuera mayor se solaparía una sesión con otra.

La duración de una terapia psicológica varía en función de la problemática del paciente y del grado de compromiso e implicación de éste con la terapia. Una vez realizada la evaluación psicológica los terapeutas sí podemos estimar la duración del tratamiento.

Nuestro objetivo es producir las máximas mejoras en el mínimo tiempo posible evitando así la dependencia paciente-terapeuta.

Aplicamos metodología cognitivo-conductual, es decir, metodología científica basada en método empírico. Todas las técnicas y estrategias psicológicas que pudiéramos aplicar en terapia están contrastadas rigurosamente.

Siempre que sea necesario, le daremos por escrito toda la información que le expliquemos y que usted necesite saber al respecto de su problema.

Hay problemas psicológicos que remiten en su totalidad, y otros en los que el objetivo terapéutico debe ser disminuir la intensidad, la frecuencia y la duración del malestar.

Lo principal es que las personas sepamos lo que nos pasa, por qué nos pasa y tengamos recursos y estrategias para afrontar los problemas y el malestar de forma autónoma.

No, sólo en algunas ocasiones ésta es útil y aconsejable. Por otra parte, ante ciertos trastornos psicológicos la medicación es imprescindible.

Contamos con un equipo de médicos psiquiatras que administrarían, revisarían y retirarían la medicación en el momento preciso en aquellos casos en los que la medicación pudiera suponer un avance significativo en el tratamiento, acordándolo previamente con el paciente

Sí, una de las obligaciones del ejercicio profesional es la confidencialidad de la relación entre paciente y terapeuta.

La psiquiatría (del griego psiqué, alma, e iatréia, curación) es la rama de la medicina que se especializa en la prevención, evaluación, diagnóstico, tratamiento y rehabilitación de los trastornos mentales. Su objetivo es el alivio del sufrimiento mental asociado con los trastornos de la salud mental.

Es su formación médica lo que diferencia un psiquiatra de un psicólogo. El psiquiatra debe ser capaz de detectar condiciones médicas que pueden estar afectando a veces de manera muy importante el funcionamiento psíquico de un individuo.

La psiquiatría suele adoptar un modelo médico para afrontar los trastornos mentales, pero corrientemente considera tanto los factores biológicos como psicológicos, socio/culturales y antropológicos. El tratamiento, por su parte, adopta con frecuencia la indicación de psicofármacos, pero también la indicación de psicoterapia de variadas formas, la que puede ser realizada por el mismo médico si es que tiene la formación adecuada.

El tratamiento psiquiátrico es útil en estados mantenidos de ansiedad, depresión, alteraciones del comportamiento, etc., que provoquen malestar al paciente o las personas de su entorno, afectando a diferentes esferas de su vida (laboral, familiar, relaciones, etc.).

En el caso de que el psiquiatra considere que no es necesaria su intervención, una vez realizado el diagnóstico se derivará a psicología para un abordaje exclusivamente psicoterapéutico.

Cuando se propone el uso de medicación es fundamental para el paciente entender bien el tratamiento y cumplir la forma de administración que ha pautado el médico. Hablamos de la forma de inicio de la toma de pastillas, de las dosis pautadas y la forma de retirada en un momento dado del fármaco. Si se realiza esto adecuadamente, no hay riesgo de presentar dependencia.

No siempre son necesarias las pastillas. A veces en suficiente con otro tipo de estrategias. Pero hay casos en los que es parte fundamental del tratamiento y otros en los que mejora los síntomas y hace que sean más efectivas el resto de las intervenciones.

Por ejemplo, cuando disminuimos la ansiedad con la medicación, es más fácil luego aprender y practicar las técnicas de relajación y control. Así podremos prevenir o controlar los síntomas en otra ocasión.

La frecuencia de las sesiones varía en función del tipo de enfermedad y la gravedad de la misma. Tras la primera visita, en la que se suele iniciar el tratamiento farmacológico si procede, se propone una revisión en un periodo que oscila entre las dos semanas y el mes. La evolución marcará la frecuencia de visitas posteriores.